viernes, 13 de noviembre de 2015

2º Proclama del partido “Animalitos contra la Obsolescencia Programada”

Los militantes del Partido A.c.O.P. consideramos que los animales humanos no saben demasiado de prehistoria, conjeturan y toman a sus hipótesis como realidades.

Ver a un dinosaurio cualquiera pelado y de un solo color es como ver a una gallina desplumada o a humano sin sus ropas, sinceramente bastante antiestético.

Un Pterodactylus sin sus plumas es aterrador, pero emplumado es de una belleza sin igual. Así mismo, un Ctenochasma con sus barbas rojas meciéndolas entre las aguas de las lagunas, nos acerca a una sensación de calma y lentitud del tiempo. Esas barbas servían para atrapar diminutos moluscos y crustáceos de los que se alimentaba. Con sus barbas el Ctenochasma filtraba agua.

Un T-Rex sin pelos es más reptil, tal que para la observación de los parámetros de belleza de los animales humanos “más feo”. Sobre su lomo, la línea de pelos que iba desde la base del cráneo hasta la punta de la cola, se elevaba cuando asustaba a los demás para robarles la comida; esas crines eran de color oscuro tornasolado, mayormente negro, pero también marrón intenso.

Un dato curioso es que nadie sabe con certeza en los círculos científicos, para qué tenía el Spinosaurus la extensión de espinas vertebrales; está claro que no era volar, pero tampoco era para asustar a sus enemigos, no lo necesitaba. Esta “aleta” sobre el lomo, tal como siguen teniendo hoy los peces era una verdadera genialidad. No sólo era útil para su propulsión bajo el agua, sino que cuando el Spinosaurus deseaba volver a subir a la superficie, enviaba hacia esta aleta el aire retenido en sus pulmones, la inflaba y así ascendía más rápidamente, ya que su peso descomunal se lo impediría y recordemos además que carecía de las aletas pectorales y caudal como tienen las ballenas hoy para su propulsión.



Yendo hacia los mares, los Acanthohoplites, poseían colores maravillosos, no como se los suele dibujar con rayas negras sobre su caparazón de fondo blando.

Desde esos tiempos a los actuales, han variado las formas y los tamaños, pero en el fondo seguimos siendo los dinosaurios del Cretácico y Jurásico. Un animal humano se espanta frente a la escena de una película donde un dinosaurio devora a un cachorro humano, pero no piensa que él actualmente devora cabritos, pollos, terneritos, lechoncitos (“lechón”, el que todavía está tomando “leche”) y tantos otros animales considerados “majares” por su blanda carne al ser aún bebés.

¿Quién es más tirano? ¿El T-Rex en su Cretácico / Jurásico o el animal humano hoy después de doscientos millones de años y con el mismo comportamiento que el T-Rex?

Parece ser que las neuronas que solicitan nuestra carne como comida, digo, la carne de animales no humanos, no ha sufrido obsolescencia programada, pues ha quedado intacta y se ha convertido en hipócrita a la hora de cocinarnos, pues hablan de “jugos”, en vez de hablar de “sangre”… Y para peor, a nosotros que somos los carnívoros de ley, felinos y caninos, nos dan alimento balanceado, pura soja, mugre y grasas y ellos consumen sus bifes llenos de sangre. ¿Para qué conservamos nuestros dientes caninos, nuestros colmillos, y por qué se les habrán atrofiado a los humanos? Buena pregunta que más de uno no deseará responder.

13/11/2.015, Ciudad de Murrussia Oriental, Estado Libre, Soberano e Independiente de Leonlandia del Sur

Firman: Heidi, Secretaria General de A.c.O.P. y Sir William Talbot, Principal Activista Revolucionario e Ideólogo.







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